Esta semana ha sido fria, humeda y los ultimos 2 dias, lluviosa.
Pero ayer fue el colmo. El cielo nos cayó encima y los charcos se agrandaron y muchas partes de la ciudad de México resultaron afectadas. Irónico, cuando apenas el fin de semana pasado alargado por un asueto, la Comisión Nacional del Agua, redujo considerablemente el suministro de agua a la ciudad, segun que por reparaciones y ahorro.
Además de la ironía, está el problema de las autoridades de no ver más allá de sus narices. Es totalmente reprochable y absurdo que estén más preocupados por reintroducir el tranvía, poner flores en los parques, planear de donde traerán la arena para las playas artificiales del próximo verano o como celebraran el bicentenario, en lugar de iniciar obras de captación de agua pluvial para realimentar los pozos de la ciudad o incluso para abastecer nuevas cisternas.
Esto es una idea que traigo en la cabeza desde hace más de 10 años, pero no soy el único. De hecho, en la Universidad de la Ciudad de México hay proyectos de este tipo, mucho mas depurados que un diagrama de servilleta que pueda hacer, que solo requieren un poco mas de planeación y financiamiento.
Tambien que le entren con su cuerno las empresas que tienen concesionada el agua en el DF. Seguro para muchos serán nuevas las siglas Tecsa, IASA, SAPSA.
Segun las estimaciones, ayer cayeron 30 millones de metros cubicos de agua. Nada despreciable de hacerlos capatado, en lugar de que pararan en el drenaje.
Lo que requiere al año la ciudad son 1000 millones de metros cubicos de agua, de los cuales se desperdician 400 millones (entre fugas, las ñoras que riegan la banqueta, los gueyes que lavan carros,...).
Queda claro que si no se hace algo, los desastres continuaran, aunque la apología barata de la autoridad es que fue un fenómeno extraordinario; sin embargo, ¿habría diferencia si hubiera sucedido en agosto??
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